Me siguen... (allá ellos)

domingo, 24 de febrero de 2013

Adictos a la escritura... - Fuera de lugar - "Agorafóbica..."

El proyecto del mes de febrero de "Adictos a la Escritura" se titula Fuera de Lugar...
El ejercicio consiste en escribir un relato sobre un tema pre-establecido debiendo incorporar tres elementos que se considerarían fuera de lugar con respecto al tema.
El tema elegido por mí fue:
"Una escena erótica"
Y los elementos fuera de lugar son: Un pez dorado, un acordeón y un androide.
Este es mi relato, espero que les guste...
 

AGORAFÓBICA

 
El dorado pez nadaba ondulante en el enorme estanque que constituía la cabecera de la cama, no le habían dicho que crecería tanto cuando lo enviaron, pero la pecera era lo suficientemente grande y en este momento poco importaba.
Una música suave, que había adquirido recientemente, entonaba una melodía con cadencia de jazz en acordeón, con violines y percusión, fusión musical poco común en esos días, pero que valió la pena pagar a precio de oro.
Sentía crecer la excitación dentro de su cuerpo, de su mente y las manos ya no alcanzaban para  apaciguar ese ardor en sus entrañas.
Solo necesitó una sonrisa y el sutil movimiento de sus dedos para que el joven se acercara, bello y bronceado, su sonrisa de dientes perfectos la emocionaba y sus ojos posados en sus pechos, mientras masajeaba suavemente su hermosa erección, la encendía hasta hacerla delirar.
Se enredaron en un abrazo que duró horas, incansablemente le provocaba un orgasmo detrás de otro sabiendo exactamente qué cuerda pulsar y en que minuto. Acompasado y firme, el vaivén de sus caderas acompañaba los estallidos de sus muchos picos de clímax.
Los momentos de reposo apenas le alcanzaban para recuperar el aliento y el hombre ya estaba nuevamente sobre su vientre besando, lamiendo o penetrándola con fervor.
Los pezones, de tan rígidos, comenzaban a dolerle. Pero quería seguir y seguir hasta sentir que explotaba en cada caricia.
Comenzaba a amanecer cuando sintió que le fallaban las fuerzas, las piernas no la sostenían y el temblor de todo el cuerpo le provocaba espasmos delirantes.
Apenas necesitó un movimiento de sus dedos para que el tipo se parara y se volviera a su lugar en el closet.
Sin ninguna duda ese amante androide, enviado desde Alemania, es la mejor adquisición de toda su vida...
Y se durmió con una sonrisa.
En cuanto despertara volvería a llamarlo.