
Creo que la lente desenfoca...
Una copa de vino se quiebra en mi memoria, testimonio de
utopías de antaño.
Mis alucinaciones capturan al rey en jaque, pero la victoria
sabe a invierno tormentoso.
La imagen, monocromática, yace en un rincón sin propósito, y
el marco que la contiene alza la mirada y me entrega múltiples oponentes. Todos
de arena y espejismo...
Las letras fanfarronas reclaman imágenes tontas. Misantropía
de pacotilla ejerciendo demanda de derrotero inútil.
Ha llegado la hora de parir el tabú, el pujo vigoroso
provoca un bramido contrariado y, ahogado en elementales licores de vida, ve la
guadaña llegar sin clemencia.
El retrato ficticio huele a manzana ulcerada, a muerte del
gozo primordial y el orgasmo neurálgico musita el obituario del tiempo,
mecanografiado en papel harapiento y maloliente.